miércoles, 29 de mayo de 2013
Síndrome de Gilles de la Tourette
El Síndrome de Gilles de la Tourette, también llamado "enfermedad
de los tics", es una patología rara del sistema nervioso. Se
caracteriza por tics consistentes en movimientos
rápidos, repetitivos e involuntarios de un grupo de músculos
esqueléticos relacionados funcionalmente, carentes de finalidad como acto
motor, o bien en una producción involuntaria de ruidos (gruñidos,
aspiración de aire por la nariz, tos) y palabras.
Este síndrome debe su nombre al médico francés
Georges Gilles de la Tourette, quien lo describió por primera vez en 1885. Se
cree que se trata de una afección de origen genético, es decir, que se hereda
en la mayoría de los casos. Los expertos no conocen la causa exacta de este
síndrome, aunque algunas investigaciones aluden a cambios en el cerebro y a
problemas en cómo se comunican las neuronas entre sí. Un desequilibrio en los
neurotransmisores (las sustancias químicas cerebrales encargadas de trasmitir
las señales nerviosas entre neuronas) podría desempeñar un papel en este
síndrome.
El síndrome de Gilles de
la Tourette, que no es contagioso, suele aparecer en la infancia o la
adolescencia. No es un síndrome frecuente: solo lo presentan tres de cada 1.000
personas y abunda más en el sexo masculino.
Para que a una persona le
diagnostiquen un síndrome de Gilles de la Tourette, deberá presentar diferentes
tipos de tics, concretamente múltiples tics motores y por lo menos un tic
vocal.
Signos y síntomas
Los principales síntomas
del síndrome de Gilles de la Tourette son los tics motores (movimientos súbitos
y aparentemente incontrolables, como el parpadeo exagerado) o vocales (como el
carraspeo repetido).
En determinados momentos,
como cuando la persona se encuentra bajo estrés, los tics pueden agravarse, ser
más frecuentes, durar más tiempo, o el tipo de tic puede cambiar completamente.
(Esto también les ocurre a las personas que tienen tics sin padecer el síndrome
de Gilles de la Tourette.)
Algunos niños son capaces
de suprimir sus tics durante breves períodos de tiempo. Pero la tensión aumenta
y, a la larga, se libera en forma de tic. Y, si la persona está muy concentrada
en controlar el tic, le costará mucho focalizarse en cualquier otra cosa. Esto
puede determinar que un niño con síndrome de Gilles de la Tourette tenga
dificultades para mantener una conversación o para prestar atención en clase.
Diagnóstico y tratamiento del síndrome de Gilles de la
Tourette
Algunos pediatras y
médicos de familia derivan a sus pacientes con síntomas del síndrome de Gilles
de la Tourette a un neurólogo, un médico especializado en los problemas del
sistema nervioso. Para diagnosticar este síndrome a una persona, esta debe
tener tics durante por lo menos un año. Aunque los tics pueden ocurrir
diariamente o de forma intermitente a lo largo del año, para emitir un
diagnóstico de síndrome de Gilles de la Tourette, la persona no puede tener
ningún período de más de tres meses de duración sin tics. Es posible que el
neurólogo le pida que lleve un registro de la frecuencia y tipos de tics que
presenta su hijo.
Afrontar el síndrome de Gilles de la Tourette
Mucha gente no entiende qué es
el síndrome de Gilles de la Tourette ni que lo provoca, de modo que no sabe
cómo tratar a las personas que lo padecen. Cuando la gente se empeña en mirar
fijamente a niños o adolescentes con síntomas de este síndrome, este
comportamiento puede resultar sumamente embarazoso y frustrante para ellos. Las
personas afectadas por este síndrome es posible que tengan que explicar su
afección a los demás y/o soportar que la gente se burle de ellas.
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